Index . a nutrir paisaje protegido mirando por:

Cap I

Ecología de ecosistemas e hidrología urbana . 20 preguntas

confesiones . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . 11 . 12 . 13 . 14 . 15 . 16 .

Dinámica horizontal en humedales: esteros, bañados, meandros, cordones litorales . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . 11 . 12 . 13 . . abismos . 1 . 2 . 3 . cordones desatados .

Cap II

Patrimonios en ámbitos rurales, confesiones .

17 . 18 . 19 . 20 . 21 . 22 . 23 . 24 . 25 . 26 . 27 . 28 . 29 . 30 . 38 . 39 . 40 . 41 . 42 . 43 . alestablo . ARBA Girard .

El paisaje construído en Al Maitén . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 .

Cap III

Paisajes culturales . 31 . 32 . 33 . 34 . 35 . 36 . 37 .

Cap IV

El timón 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . 11 . 12 . 13 .

Cap V

Leyes particulares . introito . 0 . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . 11 . 12 . 13 . 14 . 15 . 16 . 17 . 18 . 19 . 20 . 21 . 22 . 23 . 24 . 25 . 26 . 27 . 28 . 29 . 30 . 31 . 32 . 33 . 34 . 35 . 36 . 37 . 38 . 39 . 40 . Mercedes . . población 1 . 2 . 3 .

Cap VI

Línea de ribera . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . . distritojoven . La reina del Plata . . albardon .

Cap VII

Fusis . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . 11 .

Cap VIII

Paisajes interiores

Inmanencias . 1 . 2 . . La viga de cruce . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . . Interlocución 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . . Prospectivas 1 . 2 . 3 . 4 . .Joaquín Lera . . jubileo . . creación . . intangibles . . despiertanos . . entropía . . Dicha . . laudato . . Elina Chen . . Carlos Lohlé . . Guillermo Roux . . Roux y Alonso . . César Pelli . . Joaquín V. González . . Sean Carroll . . Pablo Varela . . Leónidas . . Laura . . MaríaJosé . . Romanazzi . . Daniel . . Alberti . . NicoLNOL . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . . Julieta . . examen . . honestidad . . editorial . . interlocutor . . Blas . . mediohombre . . PabloF . . Pilará . . fuentes . . Prilidiano . . alma . . Miriam . . Invitación . 1 . 2 . . Edgar Morin . . tropiezos . . Patricia Pintos . . hguyotln . . Garay . . John Berger . . Meryl Streep . . encuentro . . pobrezas . . inundaciones . . Odell . . comentariosLN . . Belgrano . . Aves . . Madre Natura . . María Bertoni . . Videos . . Gladys Gonzalez . 1 . 2 . 3 . . Maldonado . . ARA San Juan . . Newton . . Pfeiffer . . Da Vinci . . Santiago Kovadloff . . páthos . . thumós . . füsis . . Rolo Freyre . . Euskera . . Durán Barba . . pisopatus . . alestablo . . desayuno . Bahía Bustamante . Reportaje . Balance . . Carta abierta .1 . 2 . . lapobreza . . Carlos Leyba . 1 . 2 . . lo real . . matematica . . . Norah del Puerto . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . vandertuin . 1 . 2 . . Agustina . . Paraísos perdidos . 1 . 2 . . Mario Borini . . la flecha del tiempo . . Retratos . 1 . 2 . abreviaturas . . zoom . . aguauruguay . . Barletti . 1 . 2 . . Soledad . . trogloditismos . . arbol . . avatar . . María Carman . . Anamari Aldaburu . . lamiradadelburro . . Lucas Maglio. 1 . 2 . . Alfredo Soto . . disfracessoberanos . .

Cap IX

El cerco de la calle Ohm . index . 0 . 00 . inicio . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . 11 . 12 . 13 . 14 .

 

 

2/11/2021. Anoche subí un video a youtube, que permite advertir desde qué lugar vital me expreso y los motivos por los cuales esta parcela no tributaba casi ningún impuesto. Disposiciones del Director Provincial de Catastro Económico Agr Rodriguez Alvarez y de las Directoras de valuaciones urbanas, que en 1996 así habían acordado el pedido de ayudar a mis tareas, que nunca fueron generadoras de lucro alguno. Solo trabajo poético para tapar la tristeza de un paraíso perdido.

 

Un “decreto” municipal había dispuesto seis meses antes lo mismo. Todas estas historias dieron lugar a una página web que ya supera los 300 hipertextos. http://www.paisajeprotegido.com.ar

 

Nunca un albañil, ni un cementista, ni ceramista, ni techista, ni pintor aportaron una hora de trabajo a estas obras construídas en soledad durante décadas. Nunca conté con presupuesto otro, que el comparable al que reconoce el presupuesto general de Nación para locos y presos.

En este video: 40 primaveras alcanzo estos testimonios concretos

 

De otro tenor son los aportes a los temas del agua donde he dejado huellas de servicio comunitario específico.

 

Hace un par de décadas, viendo que Sudamericana de Aguas (hoy AySA), estaba haciendo un acueducto de casi 5 Kms para comunicar dos barrios que hoy suman 330 Has, les ofrecí cortar camino y ahorrarse 4.500 mts pasando por estos predios. Los predios en cuestión son los de Ayres del Pilar y La Lomada del Pilar. Esa red de servicio hoy pertenece al municipio y nunca busqué beneficio personal de esa servidumbre de paso.

 

En Abril del 2005 fui invitado por los Dres Ortíz y Martiarena, Secretarios de Demandas Originarias de SCJPBA, alertados por los aportes que venía haciendo en el campo de la hidrología de cursos de agua de llanura, para ayudarlos participando como 3º en la causa B 67491/2003.

 

Fruto de esa solicitud, que fuera aprobada por los ministros de la Corte a las 48 hs de hacer efectiva la presentación del escrito, es el estudio de hidrología de las cuencas de los arroyos Pinazo y Burgueño, desde el acceso Norte a Pilar hasta el encuentro de ambos para formar el arroyo Escobar, realizado por el hidrólogo Daniel Berger y la meteoróloga Ana Bagnis, que debido a los testimonios de eventos máximos que venía colectando desde 1985  hasta el 2002. obligaron  a ajustar en tres oportunidades las modelaciones matemáticas, que a su vez confirmaron la veracidad de todos esos testimonios.

 

Este trabajo sigue siendo hasta hoy, el de más ajustada modelación que se haya hecho en la provincia. Este regalo fue presentado en la SCJPBA en esa causa B 67491/2003, al Gobernador Solá y al Secretario de Obras Públicas de Pilar, Ing Jorge Zalabeite, especialista en hidráulica y asesor de Alietto Guadagni durante 10 años en Provincia. También fue Secretaio de Obras Públicas en el gobierno de Carlos Grosso. Esos trabajos aparecen publicados en http://www.delriolujan.com.ar/Santiago%20Apendice%2018.pdf  http://www.delriolujan.com.ar/Santiago%20Apendice%2019.pdf  http://www.delriolujan.com.ar/Santiago_Apendice_20.pdf 

 

A los temas del agua vengo dedicando alertas en administración desde el 6 de Noviembre de 1996. Hoy se cumplen 25 años.

A las causas judiciales en temas de hidrología e hidrogeología de flujos ordinarios en cuerpos de agua de llanuras vengo dedicando atención mirando por termodinámica de sistemas naturales abiertos y enlazados desde hace 17,5 años. Ya he superado con creces todos los récords mundiales de advertencias en esta especialidad, dejando instalado en mecánica de fluidos un cambio de paradigma tan original, como difícil de hospedar.

 

La limitada escala humana del que asistió estas 40 primaveras vienen resumidas en los 25 minutos de video y en este acceso por hipertexto a vínculos extensos del afecto y dedicación plenos a estos suelos: http://www.paisajeprotegido.com.ar/almaiten9.html

He sido fiel a este terruño durante 41 años. Dificil imaginar cuidados parecidos en estas latitudes. Los referidos al agua no los encontrarán en ningún lado.

 

Decía hace 20 años a pág 53 de Los expedientes del Valle de Santiago:

.

¿Es acaso un abismo el que media entre una conciencia política y una conciencia administrativa? ¿Es abuso de ideología y falta de pragmatismo? O es en este país, una cuestión de laxitud generalizada que campea en todos los niveles de la población, de la administración, gobierno, legislatura y justicia incluidos. Y éstos a su vez, correlato de nuestros empresarios y profesionales.

 

Si así fuera, habrá que tener paciencia, hasta que pobreza y nobleza hagan juntas el esfuerzo de construir un nuevo país, un nuevo germen de nación, con población más comprometida a hacer aportes personales, para mejorar sin tanta comicidad, las costumbres hoy demasiado laxadas en su propia vocación a formación de carácter.

 

Sin duda, rostros más graves y programas más que austeros, anticiparán oportunas, las cuestiones en que van implícitas estas transformaciones.

 

Aun agotadas todas las ideologías y sus respectivos pragmatismos, todavía queda la senda oculta, que descubren asistiendo el presente, en cada amanecer abriendo ánimos, los sacrificios más honestos y perseverantes

 

Jamás imaginemos que el ave fénix pudiera ser un “plan” inteligente. Sólo un Hombre nuevo, después de un planchazo tremendo en desestructuración, en cenizas de desfragmentación. Atesorando, después de pasada la tremenda tormenta de viento, la pobreza de sus fuegos y dolor extremos.

 

Cimientos y savia sagrada de antiguas vidas; de sus más antiguos modelos de sacrificio. Y así, en atención a este capullo, renacer acariciando más cuidada identidad. Hospedaje que en nuestro lugar en la tierra, sólo al obrar nos armoniza y por ello un día celebramos.

 

Decía a pág 118:

Recordemos cuántas formas tenemos para acceder a un bien: para alcanzar un bien necesariamente deberemos sentir que lo heredamos, aunque sea como un sueño que nos puso en el camino; que lo amamos y nos donamos todo en él; y que al usarlo y permanecer somos aceptados. No basta con comprar y vender.

 

En conjunto, estas cuatro formas: heredad, donación, adquisición y “usus capion”, reflejan las profundas y variadas nutrientes de la vida. Justamente es en las meras adquisiciones donde más cuesta dejar una huella de identidad. Si la balanza tiene estos 4 platillos y en los 4 ponemos nuestra carga, sólo entonces accedemos al bien deseado.

 

Ésto no es una metáfora poética. Ésto es lo que desde siempre fue, aún antes que las leyes existiesen. La ley debería observar al que no opera espontánea y simultáneamente en estos 4 platillos.

 

La economía ha puesto toda su mirada en el ámbito de las adquisiciones y las naturales ambiciones que las mueven. Los elementos de lenguaje y de imagen que ha desarrollado para nutrir códigos, son estimulantes para seguir con sus desconsiderados y poco evocadores conciertos.

 

Nunca podrá sin embargo, reemplazar en términos de calidad humana, a los frutos y sentimientos que derivan del valor de la heredad, la donación y los usos que cada criatura hospeda y aporta. Sentimientos que acompañan muchas veces austeros y con cordial esfuerzo con largueza nuestros actos.

 

Hoy la tierra y lo que ésta hospeda motiva todas estas líneas. Y no es lirismo. La misma brevedad con que el código civil refiere de las parcelas rurales habla a las claras, que tal valoración fue relativa a tiempos donde la Nación no conocía la voracidad crítica de las megalópolis.

 

Es justamente en la cercanía de estos "bellos" e imparables monstruos donde luce con más alto contraste, la tierra. Donde más ilumina con su presencia. Sin contrastes no hay aprecio de la calidad de nuestras vivencias. El valor de la preservación de las parcelas rurales en la inmediata cercanía de las urbes, no sólo es un privilegio para quien lo posee; sino que su sóla localización en el entorno urbano o extraurbano, actúa en el imaginario común; facilita la integración de sus sueños y los acerca.

 

El hombre de ciudad parece haber olvidado las vivencias que devienen del contacto con la naturaleza. Urge por tanto redefinir los valores, no sólo materiales, que en nuestros códigos tienen estas parcelas rurales. Y a pesar de los muchos olvidos sobran testimonios y sentimientos. Es fácil, si se quiere "progresar", llegar a ellos.

 

La primera ley de la energía también se aplica a las cosas del alma. Por eso, como tantos, decía Borges: que los paraísos eran siempre, paraísos perdidos. Tristísimo resulta ese intento de restaurar los paraísos perdidos, las tierras prometidas, las vidas familiares, tan sólo en un pedazo de papel

 

Decía a pág. 45

Quiso la providencia hace treinta años (hoy 50), instalarme en el más alto atalaya de este valle: un paraje a 23 metros sobre el nivel del mar que aun lleva por nombre Loma Hermosa. Allí construí mi primera obra y alli viví por años.

 

La extensión de sus pendientes hasta el mismo fondo de las cañadas me resulta aun hoy inolvidable. Tan gratos esfuerzos en tan bellos paisajes sin duda condicionan también, a pesar de tantos años, estos ánimos.

 

De pág 12 a 37 de A la tierra anuncio.pdf

Lo que sigue, es entre otras cosas, también una memoria rural. Tan solo un pedazo de papel con una nota de espíritu que se funde en lo anterior.

Al pasar en limpio estas notas advierto tres regiones de comunicación: el primero deja sentir su pathos vivencial más vehemente y así intenta hacer lugar al segundo: un campo visual que deberá competir con otros.
El tercero descubre desde su pasado lejanísimo, ser la fuente y sus reflejos, en afecto y energías.

Después de largos años de permanencia en este lugar me veo acosado por la multiplicación de cargas impositivas que no responden con sencillez a los cuidados que el municipio y la provincia han brindado a esta tierra.
La legislación es buena; por no decir "muy" buena.

La ley 8912 previó acabar con el mero esfuerzo de hacer dibujitos en un papel, poner banderitas de colores, gritar a los 4 vientos con un parlante y matar dos veces la tierra, como parece indicar la palabra "rematar".

Todavía hoy, hoy mismo, en mis propias narices, veo surgir negocios inmobiliarios sin ningún soporte serio jurídico, a pesar de que conforman toda la imagen de un elegante barrio cerrado, acreditado por empresas de prestigio, como la firma de San Isidro experta en temas acuáticos, en un espacio de tierra donde todavía están las huellas del metro largo de agua, que hace aproximadamente 10 años la cubrieron por completo.

Realizan carpetas asfálticas con un trazado delicioso al margen mismo de un hermoso arroyito de aguas envenenadas con cromo de una curtiembre vecina, y le hacen creer a los incautos compradores de estos sueños envidiables, que a esa tierra nunca la alcanzó el diluvio.

¿Sabrán acaso estos martilleros inescrupulosos y los incautos propietarios, que la ley 8912 con elemental criterio pide un certificado de hidráulica de aptitud del suelo, que a su vez refiere del escurrimiento y la absorción del mismo?

¿Y los funcionarios de hidráulica que ya han estado presentes en estos predios del Km 45 del acceso a Pilar, asumirán la responsabilidad por hacer la vista gorda al tema anterior e ignorar las huellas que aquellas crecientes dejaron en el cercano puente sobre la autopista?

Por cierto que en las ventas que se están haciendo al lado mismo de las caballerizas del Club Los Lagartos, institución anterior a la ley 8912, sólo los caballos parecen estar en condiciones de recordar y relatar, que en más de una oportunidad el agua pretendía entrar en lugar de salir por sus vejigas.

Pero es claro que no alcanzarán a descubrir los sueños de estos benditos martilleros, cuya única misión parece ser pasar a la historia después de haber multiplicado con creces la distribución parcelaria, sin los cuidados que la ley prevee, al igual que el papel pintado que se meten en sus bolsillos.

Y supongo que las rentas municipales y provinciales contentas también estarán con esta meritoria tarea.
Lamentablemente siento que esta tarea y esta historia no merecen ningún mérito.

Cuando el otro día en un diario interno de Del Viso leía una historia que se hacía de estas tierras, me avergoncé de que fueran martilleros los que pretendían llevarse el mérito de la misma; y en un par de visitas al Archivo Histórico de Geodesia y otras tantas al Archivo General de la Nación, acumulé información para quienes meritando reconocimiento, equipararan al menos a ellos.
No me publicaron esta nota.
Ellos saben acallar otros valores.

En Suiza, por ejemplo, donde una población de poco más de 4 millones de seres humanos genera un producto bruto apenas la mitad de un país descomunal en todo sentido como el Brasil, la tierra, y vuelvo a repetir LA TIERRA, es más cuidada, vigilada y atesorada que el dinero, y decir esto del dinero en Suiza no es poca cosa.
Para hacer una construcción de una pequeña vivienda en un predio rural, se deberá tener el consenso ya no de un municipio sino de toda la comunidad vecina.

El papel pintado se imprime con una máquina, pero la tierra y los valores humanos que en ella se hospedan se imprimen en la sucesión de muchas vidas.

Yo voy a tratar de probar que mis valores y los de las vidas que en esta tierra, en esta misma tierra me antecedieron, no son menores que los valores que construyen los martilleros; y que si los muertos resucitaran y fueran ellos nuestros jueces, les darían sin la menor duda con su propio martillo en la punta de los dedos, para que hagan algo más medular que contar billetes, y generar "riqueza" con estos caudales que están ocultos en toda tierra merced al capital de gracias de todos los que la "habitaron" con un destino más elevado que el metálico.

Cuando yo vine a esta tierra en enero de 1980, y bien sé qué les importará lo que sigue a los martilleros, veía todas las noches claras la vía Láctea; con esto facilito que me llamen lunático.

Aún facilidades daré para que me llamen loco, y verán que no sólo me precio de ello, sino que desafío a cualquiera de ellos a que exhiba las huellas y los problemas que dejan en esta tierra al pasar por ella y yo mostraré las mías; y si los muertos nos ayudan, veremos quién califica mejor.

Una pérdida irreparable me transformó en loco, y con el tiempo a favor en estas tierras armonicé la esquizofrenia más esdrújula.

Ahora, los afectos que me regalan los famosos martilleros y los propietarios de tierras, cuya única tarea fue dejar que la misma, sola, sin hacer nada, se valorizara metálicamente, me obligan a pedir sin titubeos, que no me metan en su misma bolsa.

Yo no vine a dejar mis huesos en esta tierra para llenar mi ataúd de papel pintado. Vine a ella para armonizar mi desconsuelo con trabajo; que jamás claudicó ante las dificultades o las tentaciones normales de hacer dinero.

Desde los primeros 4 años con todos mis bienes embargados, hasta el presente, no he dejado de trabajar, ni me he tomado una sola semana de vacaciones (y ya van 37 años).

Bienes no me faltan. Y desde la primera oportunidad en que se comenzaron a tributar impuestos sobre la riqueza he oblado los mismos.
En aquella oportunidad creo fueron 35.000 los "ricos" que contribuyeron.

Pero yo no soy uno de ellos. Me encerraron por loco cuando intenté hacer una donación de bienes que excedía lo que permite la ley.

Pero más allá de este exceso, que bien me lo cobraron, he cometido el exceso de no mover un solo músculo en estos 16 años por metálico alguno.

He vivido hasta hace poco de una pequeña renta; exactamente igual a la que en el presupuesto de la Nación Argentina se destina al mantenimiento de los presos y de los locos: esto es aproximadamente $ 3.250 por mes ($ 106,80 diarios en el servicio penitenciario nacional).

Pero con la diferencia, que de la libertad que me han dejado, después de quitarme mi hogar, mis afectos y por ende mi identidad, no dediqué un solo esfuerzo, ni apliqué una sola neurona, repito, a valor metálico alguno. No he entrado en el libre mercado para otra cosa que no fuera comprar mis alimentos, zapatos resistentes y ropa interior (mis trajes tienen 36 años).

Soy un avaro dirán los que ganan y gastan dinero a manos llenas. Pero mis huellas, las que dejo en el planeta, pegadas a la tierra y encendiéndola con pasión, lágrimas y fuego, no son miseria.
Son canto milenario a los valores que generan vida; y más aún, restauran vida.

Mis obras son metáforas; porque el relato de mi vida en directo, sabría con aliento de un cromagnon comiendo a su presa cruda.
Pero estas metáforas que son mis obras, son lo más discreto que he podido dejar como huella de mi corazón partido.

Si Uds. me obligan a entrar en la vorágine del progreso entendido en términos meramente economicistas, también me obligan a dejar de trabajar con todo mi cuerpo, desde el pescuezo para abajo y me dan a vivir con mi cabeza.

Y del relato de la presa que con mis obras contengo, pasar a relatar esa presa y con sólo con una pluma intentarla enfrentar.

De la noche a la mañana, un demorado revalúo de tierras en la Dirección Provincial de Rentas me comienza a pesar.
Amén de ello, un gravamen sobre terrenos baldíos los multiplica, aunque mis parcelas de baldío no tienen la menor apariencia.

Mi integración parcelaria podría estar en el mínimo de 12 has. que marca hoy la ley para parcelas rurales y así conservar mi categoría rural.
Pero a toda costa mis vecinos martilleros, intendentes y gobernadores me quieren devolver al contexto urbano.

Cuando yo vine a este lugar, busqué el espacio de naturaleza "virgen" más cercano al lugar de los afectos que perdía, para que mi esquizofrenia tuviera mayores posibilidades de armonizarse.

Un lugar que no tenía asfalto, ni alumbrado público, ni alambrados, ni limpieza, ni siquiera por entonces vecinos a menos de 100 ms.; rodeado de chanchos, caballos, vacas y gansos. Junto a amaneceres y crepúsculos en horizontes visibles pegados a la tierra, que podían, al fin, "hospedarme"

Los valores agregados por más que se observen obras de ingenio y eros, esculturas, forestaciones y un gran espejo de agua, han surgido no del campo visual del diseño y la cordura, las regulaciones profesionales, la razón y demás ortodoxias, sino de la misma locura; y son clarísimo testimonio de los valores que cuentan en ella; del destino a que apunta el éxtasis medular de toda locura y de la dinámica sin duda extraordinaria que la alimenta.

El día que yo transforme cualquiera de estos bienes más que afectivos y cargados de espíritu, en un pedazo de papel pintado, ya mismo les pido me rematen por traidor a la vida.

Y Uds., hoy por hoy, por favor busquen en estas latitudes, desde la puerta de entrada a este campito, en dirección al N, al E y al O, si Uds. mismos han hecho el más mínimo, MINIMO esfuerzo, por dejar otra huella en mis vecindades que no haya sido ignorar y más que ignorar, vapulear, violar, degradar la tierra por siglos protectora y amada, a pesar de las decenas de reclamos en ordenamiento urbano y básicamente en el municipio de la zona, reflejados en más de 8 expedientes, durante los últimos 7 años, con más de 150 folios, todos con dictámenes favorables a mis reclamos y todos con respuestas concretas del municipio que han dejado huellas apestosas.

Confucio me sugeriría perder mi elocuencia y tratar de ser más seductor. Y yo le respondería cuánto me gustaría tratar con él.

Señores, Uds. pueden al igual que Videla decir que los desaparecidos no tienen entidad.
Uds. pueden impedirme firmar mis propias obras y obligarme a que un "profesional" se las adjudique.
Y no tendré otro camino que intentar probar que la categoría de las obras de arte no debería ser gravada hasta que se las comercializa.

Cuando todos los sectores políticos del gobierno y el Congreso, se tiran de los pelos buscando soluciones para enfrentar las razones contundentes de los "economistas", tendrían que empezar lentamente a darse cuenta que hace siglos la visión de todos los poderes ajenó a la razón de todos sus latidos; y que los campos visuales lógicos y analógicos que de ella hoy devienen, conducen a experimentar en toda vida en algún casi siempre tardío momento, la "nada" física en términos por cierto "metafísicos" (tradúzcase angustia) aunque estemos llenos de "cosas", sino se apoyan estos campos visuales firmemente, amorosamente, apasionadamente en campos vivenciales sencillos y profundos.

Buscar el equilibrio poniendo en la balanza, en sus dos platillos, sólo la razón y su miopía, conforma la más superlativa ironía, por no llamarlo de otra forma, que el hombre gracias a una mujer con los ojos vendados ha concebido, pero que todavía gracias a muchas locuras no ha digerido.

Declaro que también ahora el municipio ha multiplicado por diez los impuestos en esta tierra que ella misma se ha ocupado de degradar sin buscar responsables, pues están en sus propias filas. También por aquí dejó sus huellas el famoso De Luca. Durante más de seis meses retuvo en su secretaría mi voluminoso expediente, impidiéndome lo fotocopiara y autenticara.

Declaro y repito, que entre otros motivos no declaro mis obras para que no me degraden obligándome a que otros se las adjudiquen.
Repito que tampoco lucro con ellas.

Declaro haber trabajado "solo" durante los últimos años; y que tan sólo he recibido 80 a 100 hs. de ayuda externa mensual, tanto para cortar pasto, cavar cimientos, alzar esculturas, limpiar inodoros y construir techos. Aquí nunca entró un solo albañil, ni electricista, ni pintor, ni herrero, ni techista, ni gasista, ni plomero, ni cosa que se le parezca.

Fácil resultará llamarme "autista"; pero me siento apreciado y respetado por mis vecinos; y lo mismo siento por ellos.
Más me asusta el autismo de la ciudad con respecto a los valores que descubren de la tierra.

No quiero ser un desaparecido. Por eso declaro qué pago y qué no alcanzo a pagar.
No quiero que me asfixien con impuestos que se alimentan con miradas y vivencias totalmente ajenas a las mías.

Querría armonizarme con ellos, pero necesito también esos recursos para sostener mi soledad con mi trabajo; la única huella que se ha concedido de mis afectos.
He realizado obras de más de 500 toneladas sin el más mínimo plano de guía.
Solo, con mi ánimo en cada gesto, como lo haría cualquier escultor.
En los peores momentos de mi vida fuí descubriendo cada día, sin diseños anticipados, mi trabajo.

Quisiera englobar todas estas parcelas y alcanzar a conservar la categoría rural que hoy alcanza a 2/3 partes de mi tierra.

Quisiera que no me apuren a hacer de mi vida en esta tierra un simple y "fructífero" negocio inmobiliario.

Quisiera mientras mi osamenta y Uds. lo permitan seguir haciendo anualmente de 80 a 100 ms. de obras sentidas en la tierra y sentirme responsable y coautor de ellas; y que no me persigan con impuestos por el enriquecimiento que adquiere esta tierra mientras no transforme este tesoro en el bien de los martilleros.

Quisiera que Uds. mismos conozcan más profundamente y valoren los criterios que resguarda la ley 8912 de uso del suelo en esta provincia y que en lugar de relajar estos criterios por la presión de los martilleros, reafirmen sus valores. Que hereden la tierra los pacientes.

Si aspiran a modificar estos valores que muestren los de sus propias vidas y los de sus más propias obras.
Vuelvo a repetir: es necesario poner en el otro platillo de la balanza, valores que respondan a campos vivenciales sencillos y profundos "propios".

Los campos visuales, los mass media, en donde si uno no está, no existe; que todo lo inundan, desde los respetables libros, la televisión, internet, la publicidad, diarios, modas y revistas; no implican con toda su descomunal e inevitable presencia que sean un regalo que se integra natural y armoniosamente con esos campos vivenciales, que por cierto están en toda vida y nacen desde adentro de cada hombre y mujer para dar algún día con la identidad que sin duda tiene cada alma.

No sólo no implican, sino por el contrario hoy está más claro que nunca, que el "éxtasis" que provocan esos campos visuales tan globalizadores, como inevitables y prestados, no dejan aflorar los más propios de cada ser.
Si algo se advierte en estos textos, aunque no se los vivencie, es el enfoque que apunta a los usos, no a los lucros.

Siempre 4 fueron las formas de alcanzar un bien, reflejos estas de las profundas y variadas direcciones de la vida: por heredad, por donación, por adquisición y por "usus capion" (el uso da cabida, usus capere).
Esta última, si bien no es frecuente en las operaciones inmobiliarias, es tradición consagrada por todas las culturas, desde Suiza hasta la China, y es sin duda arquetipo de valores humanos.

Pueblos como los escandinavos, hoy mismo, no conocen el dominio individual del suelo; por tanto no hay martilleros; sino que el Estado constituye derechos de uso y de habitación fundado no en las aristocracias de bolsillo, sino en los usos que se generan, fuente de mayores aristocracias.

Así no sólo protegen al hombre y su memoria, sino también a la bendita tierra. En estas partes de la bendita tierra, con menor patencia de los esfuerzos anteriores, la figura del conquistador urbano que todo lo consolida con asfalto, cemento y carteles luminosos, se extiende vorazmente no bien ve negocios en puerta.
Nadie quiere demorarse. Y todos, municipios incluídos, ven en esto una forma indudable de progreso.

Hacer algo que no se ame y por ende nos obligue a trabajar y permanecer, no es progreso.
Progresar implica esencialmente apuntar a lo que se quiere, a lo que se está dispuesto a amar, con todo lo que esto obliga.

Por ésto reitero mi solicitud de enriquecer la mirada, ya que no puedo contagiar mis emociones, y considerar no sólo para mí, sino para todos aquellos que dejan huellas, una valoración tan especial como los frutos que pueden derivarse de una actitud, que sólo la permanencia y el buen uso prolongado pueden meritar.

Y que se difieran las presiones fiscales para cuando se abandone esa huella, cuyo aporte hace a la identidad del hombre, a su salud total, y a la dignidad de su nación que lo hospedó.

Hasta mediados del siglo pasado todas las construcciones de habitación humana, aún las rurales más modestas, eran consideradas y llamadas "monumentos".

Hoy la construcción en serie que parte del frío y razonado cálculo en un papel y cuya realización en obra las más de las veces se la reparten sucesivamente distintos gremios sin mayor contacto y afecto entre sí, hace que prácticamente ninguna obra albergue, ni pueda albergar, memoria o identidad alguna.

¡¿Qué nieto se ilusionará hoy con conocer la vieja casa de piedra levantada personalmente por sus abuelos?!

Por eso hoy nuestras obras de arquitectura difícilmente puedan ser consideradas "monumentos".

Todo monumento es esencialmente "erario": memoria atesorada.Y para ello no necesita ser un palacio fastuoso o un departamento "perfecto".
Basta que haya sido construido como paraíso para nuestros sueños.

¡Y cuánto más perdurable esa memoria, si está presente en obra la huella de nuestro cuerpo!

¿Alguien duda que si los hombres pudieran sentir hoy como antaño la fuerza de la tierra y la memoria de sus ancestros, vivirían para alcanzar al final de sus vidas un "jubileo" y no una siempre magra jubilación?

Si hoy queremos consolar a nuestros ancianos con un poco de papel, es porque nuestros campos vivenciales (no visuales) más propios, se nos han perdido. Habrá que recuperarlos, y eso sí da sentido a cualquier destino.

Adjunto antecedentes de la tierra que poseo y cuyo dominio anterior sensiblemente suspira y me anima.

Una vez más: la ley 8912 por más que parezca un frío documento hospeda criterios mucho más hondos, que los de todos los famosos martilleros juntos.

Leer hoy el preámbulo del decreto 27/98, le daría vergüenza a su propio redactor. (texto agregado 2002)
Si el suelo conserva su dignidad, el hombre ya se ocupará de dignificarlo aún más con su trabajo.

No es necesario que el Estado se ocupe de hacer viviendas sin identidad alguna. Mucho antes es necesario que el Estado se ocupe de cuidar la dignidad del suelo.

En la memoria genética de todo hombre, aún del más analfabeto, está la información y también la providencia de cómo hacer el esfuerzo para construir su habitat y llenarlo de su identidad.

Facilitar el acceso a la tierra con servicios y comunicaciones, que no impliquen por su concentración, pérdida de esa fuente de vida que está presente en los simples sedimentos del planeta.

Que la tierra esté siempre abierta para comenzar de nuevo la vida.

Para que amanezcan allí los que nacen, los que mueren, los que resucitan, los presos, los locos, los ancianos, los pobres y no las celdas en que se los deposita.

Esos simples sedimentos paradojalmente atesoran y otorgan mayores esperanzas.

Legislen para que las tosqueras no acaben con la dignidad del suelo. Legislen para que los municipios y sus desechos no hagan lo mismo.

Legislen para que los habitantes de las ciudades no sean los que legislen sobre la dignidad del suelo, porque hace tiempo han dejado de sentir el latido de la tierra. No dejen a los martilleros violar la legilación.
Legislen para que las industrias no vacíen sus riñones en la tierra.

Legislen para que cada uno atesore las basuras que fabrica; y no lo digo con ironía, sino para que cuando bajen el costo argentino, no le pasen su factura a la tierra, que es la única que se desgasta en generosidad.

 

Proemio

a pág 163 de "Los Expedientes del Valle de Santiago"

Un libro sobre los valles entrañables, en particular aquellos que están olvidados, puede aflorar un día en inundación, cubriéndonos de lágrimas. Ellas y los tonos de su denuncia, siempre parecen apurados por un epos, antes que transportados suave como un lirio.

No obstante, en el atardecer de los trabajos del hombre, llegan preciadas las miradas doradas de los hombres lirios; que sosteniendo las esperanzas y los sueños, dan así lugar a la percepción demorada del espíritu junto a nos.

Hace ya un tiempo, el 28/10/00, el necesario para advertir su tierno y profundo carácter premonitorio, el diario La Nación publicaba un hermosísimo diálogo entre Analía Testa y el entrañable Santiago Kovadloff.

Titulaba así: “La muerte inexorable de los pueblos”; la necesidad de una redención social y política.

Cualquiera que atraviese la soledad del mapa rural y se torne permeable desde el silencio, descubrirá que allí la tradición se anquilosa, se torna imagen oxidada del pasado. Las telarañas que cubren la campana de la estación ferroviaria o la humedad que trepa las paredes de un almacén de ramos generales son símbolos de un tiempo que se extingue. ¿Sólo la metáfora conservará la vitalidad de los pueblos del interior?

La inquietud enciende al escritor Santiago Kovadloff, que ensaya respuestas de consistencia lírica. “Hay otro rescate posible. La redención social y política. La metáfora le da a ese pasado un destino simbólico. La transformación política le da un porvenir. Creo que ambas cosas son indispensables.

-¿Qué piensa Ud. que pasará? -

Estamos en un momento tan crítico que sólo vislumbro la claridad de nuestro pasado. Tengo la impresión de que nos falta una conciencia más profunda del valor del tiermpo como instrumento del cambio.

-En el “Libro del desasosiego”, Fernando Pessoa cita a Caeiro, quien observa que más grande que la ciudad es la aldea, porque desde allí se puede ver el mundo. ¿Qué le sugiere?

-Hay en la aldea una dimensión de sentidos muy rica. Somos aldeanos del universo. De algún modo habitamos una dimensión de lo indescifrable, que convierte a la tierra, si supiéramos verla, en una aldea. Sólo la vanidad o la enajenación en que vivimos pueden impulsarnos a creer que estamos en el centro de algo.

Una aldea difiere de una ciudad, pero no sólo en términos de desventajas, también en términos de intimidad, La intimidad de una aldea es infinitamente mayor; no sólo en aquel sentido en que Guillermo Martinez lo decía en su libro, “Pueblo chico, infierno grande”, sino también en aquel otro sentido en el que la vivencia del tiempo, en un lugar donde los rostros son familiares y los hábitos previsibles, arrastra a sucumbir en la monotonía del día tras día o permite alcanzar una interioridad altísima..

-¿Por qué dejamos olvidados a esos pueblos, si es allí donde espacio y tiempo abisman?. Hector Tizón cuenta en “Tierra de frontera” que el alma se nos escapa.

-Tal vez por eso mismo. me parece que las ciudades ayudan a olvidar nuestra pertenencia a la naturaleza. En cambio, en los pueblos, la frontera entre lo natural y lo urbano es muy tenue. En verdad se entrelazan de una manera que vuelve inseparable una cosa de la otra. En esos pequeños pueblos todavía es posible advertir que el hombre es capaz de dialogar con lo que no es él mismo. Hay allí una íntima belleza y un sentido de la religiosidad muy alto. Perderlo es un crimen, no un signo de progreso.

Kovadloff reconoce que hemos establecido “una relación prostibularia con la naturaleza; por eso se rebela”. Como contrapartida de la contaminación, nos enferma y “exige la consideración de un semejante”.

-¿Entonces, ¿qué sentido tiene hoy el progreso?

-El progreso que no reconcilia al hombre con su pertenencia al tiempo, al hombre con su pertenencia al enigma, al hombre con si íntima imponderabilidad de habitar el universo, no es progreso, es fuga.

El hombre busca en el progreso, enajenadamente entendido, un amparo con respecto a los enigmas que lo acosan. Tengo la impresión de que nos hemos empobrecido al limitar el progreso a la noción de eficacia en el dominio del mundo que nos rodea y en la comprensión de nosotros mismos como objeto de dominio.

En consecuencia, reencontrar la naturaleza es, de alguna manera, reencontrar el centro de nuestro dilema fundamental: qué hacemos con lo que no somos nosotros y cómo hacemos para descubrir que somos también lo que no somos nosotros.

-¿Qué pasa con nuestra identidad cultural? ¿Se disgrega en lugar de acercarse a la unidad?

Estamos viviendo un momento de transición muy profunda, de la subjetividad entendida como pura racionalidad a una subjetividad que empieza a advertir que la verdadera razón es parental y vincular, abierta a la dimensión que yo llamaría “el espíritu de comunión”.

Hasta tanto esa razón alcance mayor protagonismo vamos a atravesar un largo viaje, una gira por el desierto para aprender que hemos venido a esta vida a convivir con todo lo que no somos y parte de lo que desconocemos.

-¿Qué busca cuando va a la pulpería cercana a La Rica?

-En esos pueblos, en ciertos rincones de la ciudad de Azul, o en Laboulaye, donde viví en una época, sobreviven vestigios de un silencio, de una placidez en la que no hay nada de paradisíaco pero sí de profundamente equilibrado. Quizás ese equilibrio es lo que busco.

En esos sitios, la sombra y los sonidos, tienen el poder de una invitación hospitalaria a la intimidad, a sentirse quizá, parte de algo que nos trasciende.

-¿Qué observa en los personajes que por allí pasan?

-En general, son hombres y mujeres marginados. No me refiero a los propietarios del campo, sino a los que han quedado recluídos en una ciudad que ya no es, en un pueblo que ya no tiene la vitalidad de otra hora, son sobrevivientes. Pero lo que uno ve en ellos es que los efectos de las transformaciones sociales, que son tan notorios en la ciudad, a ellos no los han tocado. Están inscriptos en un repertorio de gestos limitados. Se les nota en el semblante que nada esperan. No parecen alentar ninguna esperanza de porvenir. Hay algo que en ellos, como argentinos, parecería haberse consumado.

-Después de recorrer esos lugares, ¿cómo vive la despedida, cómo atraviesa “la frontera”?

-Trato de neutralizar la sensación de intrusión recordando que yo fuí, a mi manera, un chico de campo. Esta gente me llena de respeto. Me gusta lo poco que hablan. Son callados, como dice Tizón. Las palabras caen como gotas de una canilla cerrada. Paff...paff... estallan allí. Son palabras que acompañan al silencio, no vienen a contradecirlo o a quebrarlo, se deslizan.

Ellos tienen poco que decir, no son locuaces y yo aprendo a no serlo con ellos.

-Nosotros los condenamos a un “destino de frontera” o ellos mismos se abandonan a esa suerte?

-El problema es estructural, la Argentina no ha sabido integrarse, está mucho más cerca del conglomerado que de la idea de nación. No hemos sabido darle a la vida del interior la vitalidad indispensable para que no se transforme en un polo de disolución de la identidad. No tuvimos sentido de integración regional, lo que hubiera garantizado la subsistencia de la mayor parte de esas ciudades que estaban llamadas a darle a la distribución poblacional un carácter no patológico. Esos pueblos atestiguan, no el fracaso de ellos mismos, sino el fracaso de la idea de nación.

-¿Las historias desaparecerán con los viejos o se perderán en la memoria de los que quedan?

-Es un riesgo. La reversión de esta situación exigiría una redefinición del proyecto de país: devolverle al campo el papel cultural que debe tener en la identidad nacional.. Esto no implica potenciar el papel del folklore sino comprender en qué sentido puede contribuir a nuestra identidad la comprensión de las relaciones entre el hombre y la tierra.

-Desde el interior asumen nuestra indiferencia con naturalidad, como si asimetría de valores fuera distancia lógica.

-El que decide quedarse donde el porvenir no parece posible, si no es melancólico, se queda porque hay algo de la vida que late ahí para él. Nadie se queda abrazado a la muerte, sino a algo amado.

Me parece que hay una denuncia en el hombre que se queda, sobre todo en esta época en la cual las fronteras parecen ser tan irrelevantes. Pero el hombre es esencialmente de un sitio, es de la tierra; quizás algún día la tierra esté llamada a correr el mismo destino que el de los pueblos fantasmas.

Los amores escenográficos se tejen en la infancia. Uno pertenece a un barrio, a una cuadra, a ciertas imágenes a las que ama toda la vida y aunque cambie de sitio sigue estando allí de algún modo. También habría que preguntarse si los hombres que están allí conservan fidelidades de las que nosotros ya no somos capaces. Analía Testa y S antia g o Kovadloff

Tanta materia prima en tan poco lugar, que mil relecturas no alcanzarí- an agotar! Mil por mil gracias a ambos.

 

Decía a pág 146 de estos Expedientes del Valle de Santiago:

Cuando hablamos de LA PATRIA, también decimos LA MADRE PATRIA; y también por una simple cuestión de autoestima podríamos decir: EL PADRE MATRIA, EL PADRE MARTIR o EL PADRE MARTIRIZA, y tántas cosas más por el estilo, que naturalmente por más que parezca y sea el juego indisoluble del hombre y su mujer, descubren en la palabra PATRIA, el clamor de todos los clamores, el anhelo de todos los anhelos, de todos los tiempos y géneros sentidos.

Es un núcleo de afectividad, de identidad tan formidable, que si no fuera natural, innato, difícilmente podría eso que llamamos a veces limitadamente "cultura", nutrirlo en situaciones deficitarias.

 

Paradojal, el sentimiento PATRIO, como todos los más profundos sentimientos, se agiganta en las condiciones más deficitarias. Esto señala que adentro nuestro está la raíz PATRIA; y que esa raíz está viva suscitando nuestras elecciones, nuestra sinceridad, nuestra prudencia, nuestras valoraciones, nuestros esfuerzos, y sin duda nuestra permanencia.

 

La permanencia no es mera tozudez. La permanencia es aquella instancia que más facilita la identificación de nuestros afectos; y es freno a "ismos" e ideologías, que por cierto también movilizan, pero siempre a lejanías.

 

Existir implica lejanía; tanto como persistir, resistir, consistir, insistir, asistir, "cercanía"; y en todos ellos el hombre y la mujer sus esfuerzos elevan; y esa elevación, eso sí es "historia".

Antes que a la Naturaleza, los fenómenos del florecer siempre despertaron emociones varias … y varios siglos anteriores a los créditos que recibiera Madre Natura como entidad atesoradora de lo natural. Emociones, que al decir de Heráclito, descubrían lo que apreciaba encriptarse.Esos correlatos emocionales son los que permitieron a un bíblico abismado Job entender ese tronante mensaje que le decía “Tus manos te bastarán”Esos correlatos son los que Borges discreta cuando señala: “Los paraísos son siempre paraísos perdidos”.

La Füsis en la condición humana reconoce tránsitos vivenciales, tan indecibles, que sólo el trabajo poético –que no empieza por escribir poesías-, da sentido al fenómeno “estético”. Algo bastante más profundo que lo que refiere de lo lindo y de lo feo. Los terruños atesoran las huellas de estos tránsitos. Ver más por http://www.paisajeprotegido.com.ar/almaiten9.html y http://www.paisajeprotegido.com.ar/confesiones30.html

Este, 2 de Noviembre, día de los ancestros, mis Queridas Musas me han regalado subir este video.

40 primaveras

https://www.youtube.com/watch?v=uyNcRhSWgvU&t=246s
 

2021