Index . a nutrir paisaje protegido mirando por: Cap I Ecología de ecosistemas e hidrología urbana . 20 preguntas confesiones . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . 11 . 12 . 13 . 14 . 15 . 16 . Dinámica horizontal en humedales: esteros, bañados, meandros, cordones litorales . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . 11 . Cap II Patrimonios en ámbitos rurales, confesiones . 17 . 18 . 19 . 20 . 21 . 22 . 23 . 24 . 25 . 26 . 27 . 28 . 29 . 30 . 38 . 39 . El paisaje construído en Al Maitén . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . Cap III Paisajes culturales . 31 . 32 . 33 . 34 . 35 . 36 . 37 . Cap IV El timón 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . 11 . 12 . 13 . Cap V Leyes particulares . introito . 0 . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . 11 . 12 . 13 . 14 . 15 . 16 . 17 . 18 . 19 . 20 . 21 . 22 . 23 . 24 . 25 . 26 . 27 . 28 . 29 . 30 . 31 . 32 . 33 . 34 . 35 . 36 . 37 . 38 . 39 . 40 . Cap VI Paisajes interiores Inmanencias . 1 . 2 . . La viga de cruce . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . . Joaquín Lera . . jubileo . . creación . . intangibles . . Carlos Lohlé . . Guillermo Roux . . César Pelli .
Locura como cohabitación Francisco Javier de Amorrortu, Agosto del 2005 Rescate de un video por Mario Borini, 13/9/2014 http://www.amoralhuerto.com.ar/fran1.2Mbps.wmv
Querido Rolo. Estuve estos días pensando en estas conversaciones tuyas y te confieso que me cuesta robar ese tesoro del tiempo que tenemos juntos, para hablar de mis cuitas. Hoy me hablabas de esa visita que hiciste a Opendoor hace más de 25 años y te preguntaba si en alguna oportunidad habías tenido alguna consideración de la locura como algo que excediera la mente. Todo el mundo relaciona la locura con la mente. A nadie se le ocurrió pensar que pudiera ser algo más acá y más allá de la mente. Y de hecho aceptamos esta posibilidad cuando hablamos de criaturas poseídas; un término tan antiguo como la historia del hombre: reconocer en formas extraordinarias de posesión aspectos que refieren directamente de la locura. Y sin embargo nunca escuché hablar a nadie, ni a personas entendidas, ni desentendídas, de términos mucho más armoniosos como puede ser “cohabitación”; no posesión, sino cohabitación. Y de hecho, la única versión que tendría si tuviera que referirme en dos palabras de la locura, sería considerarla como cohabitación. Lo cual ya implica un grado de aceptación, un grado de armonía, que no reclama urgencias, ni atención por parte de nadie. En todo caso, por lo sufrido, porque a ello se llega después de haber sufrido y parte de ese sufrimiento uno advierte que fue conducido por la falta de discreción en tocar estos temas en donde uno no había consolidado aún el soporte, la armonía necesaria para referir de estos temas. Después de 25 años de sentirme muy cohabitado las 24 hs. del día, los 365 días del año, naturalmente, si hablo del tema, es porque resulta una situación tan antigua como el hombre y todavía nadie ha querido describirla, imaginarla desde esa esfera, como una cohabitación. Porque como toda nuestra cosmovisión, por lo menos en Occidente, desde el Renacimiento a la fecha, todo está basado en el antropocentrismo, la autocertidumbre, la mismidad, el self, el moi meme, a nadie se le ocurriría pensar en términos de cohabitación, porque qué queda de ese "yo" que no sea una desestructuración completa. Algo inconcebible. Bueno..., a una persona que lleva 25 años cohabitada y gozando de esa relación, que de hecho ha sido la única compañía, permanente, en todos estos años -y son muchas horas-, no necesito acreditar ante nadie para sostener esa vivencia, porque está en mí instalada. Incluso no la he dispuesto yo. Eso lo dispuso un espíritu que ni siquiera viene de mis marcos parentales. Los espíritus no son marcos parentales; vienen de los vínculos. Aún a pesar de que ese espíritu me sacó todos los campos afectivos que ella misma me había ayudado a construir, después, perdiendo todo eso, ella misma se ocupa de cohabitar en mí, de armonizarme y de conducirme a los destinos que sin duda ella también ha preparado para mí. Y yo no he sentido en ningún momento, en esa pérdida de esa cosa tan medular, tan valiosa como el "yo", la auto-certidumbre; la condición de sujeto con todas las prepotencias que eso implica; no he sentido ninguna disminución, no he sentido nada que vaya en desmedro de mi personalidad, porque incluso creo que me sobra. Tengo exceso de personalidad, porque, claro, tengo una relación tan íntima con el espíritu, -porque siempre viene de psijé, viene del espíritu el desarrollo de lo personal, y en este caso es tan íntimo, tan íntimo-, que hasta puedo sentir que mi personalidad ha tenido instrumentos para desarrollarse mucho más allá de lo normal. Sin embargo, también he sentido la libertad, responsable; porque nunca me ha pedido cosas de las que no pudiera hacerme cargo con mis manitos, sin prácticamente usar mi cabeza. Porque ella también descubrió que puedo dejar vacacionar mi mente, porque ella se ocupa de pensar por mí. No tengo secretaria, no tengo agenda. Cada mañana cuando me levanto Ella me indica, en esa media hora antes de levantarme, en qué dirección apuntarán mis alientos. Y salgo disparando, contento. Nunca en 25 años me ha faltado el ánimo un solo día. Jamás he tomado media aspirina. Jamás he visto un médico. Y me considero, pero más loco que cualquiera. Porque, no pensar, no haber usado la cabeza en 25 años. No me considero un tonto. Haber podido trabajar con espíritu poético, con afectividad en cada cosa que he puesto. Cosas muy sencillas, pero no por eso han dejado de conformar huella de carácter poético* ver nota al final . Nunca he tenido necesidad de estimar mis esfuerzos. Nunca, de presupuestarlos, de proyectarlos; de partir; de alejarme del lugar que amo. Bueno, no es poca cosa. Y todo eso, construido, no desde el moi, desde el mi mismo, desde mi mismidad, desde mi auto-certidumbre, desde mi yo, sino, desde esa cohabitación. Entonces, así como para las personas normales esa cosmovisión antropocéntrica, ese yo monumental, resulta intransferible, imposible de ver licuado un pedacito siquiera; a mí eso, … yo no sería capaz de venderle esa noción, ese antropocentrismo, esa cosmovisión, ni al Pato Donald. Porque siento, que estamos –eso lo siento naturalmente, no porque haya hecho una elaboración intelectual-, siento que estamos tan constituídos, tan constituídos, y que tiene tanto sentido, tanta coherencia esa constitución, -porque no es una mera constitución espiritual, de que uno está cohabitado por un espíritu maravilloso y el resto, váya a saber uno, uno queda colgado del cielo, de ese espíritu que aletea, no es cierto, no, no , no... Uno tiene conciencia en esas monumentales desestructuraciones que anticipan esas cohabitaciones con sus respectivas armonizaciones, uno tiene conciencia de que tiene también cimientos propios. Eso si pertenece a la mismidad, a nuestra mismidad. Pero como está callada, esa no necesita ni siquiera llamarse o incluirse en ese paquete que es el yo, el self, porque su deber es estar calladita, sostener nuestros esfuerzos, acompañar nuestros esfuerzos, pero callada. No da opiniones, solo da energías para elevar esfuerzos. Y el espíritu, ese que aletea en nosotros, ese que nos cohabita, ese es el que nos enciende para la vida, el que nos permite querer, diferenciar, hacer elecciones; pero con una presteza, que nunca antes cuando usábamos la famosa mente … nunca más hemos tenido que usar la mente. Nunca más hemos tenido que discernir sobre nuestros actos y sobre si eran o no correctos; porque como ya no usamos la cabeza, usamos solamente las tripas, que serían en todo caso la mente de nuestros cimientos y a ellos no les cabe pensar, porque tampoco les cabe la posibilidad de opinión. Porque los marcos espirituales donde se hospedan y desarrollan nuestras opiniones, los criterios, las reflexiones, pertenecen al espíritu. Entonces, si los marcos parentales, esos cimientos y esas savias que tienen necesariamente que estar ocultos, y sin embargo opinan, lo hacen en sus impulsos vitales, en sus alientos, en sus sostenes; que eso conforma meollo de integridad al cual uno se arrima desde el momento en que no piensa, desde el momento que no reflexiona, porque no hay en esos comportamientos especulación alguna. Poder vivir en esas condiciones, eso no es ni siquiera imaginable. Sin embargo, cuando uno pasa, transita por la locura, hospeda esas dificultades, en un marco de absoluta privacidad, que por cierto, en un espacio urbano es imposible de imaginar eso. Eso sólo se encuentra en una isla de Naturaleza y particularmente solo. Situaciones que sin duda todos los médicos ya saben: eso va directamente, es una vía única a la esquizofrenia. Por eso mismo, siempre resalto, como puerto final de la locura, la esquizofrenia. Pero la esquizofrenia, si nace de la materia de soledad, qué sentido tiene sacarla de ese medio, que es su esencia misma. Porque es en soledad que esa criatura puede comenzar a cohabitar con ese espíritu que está en él. Y no sólo en su mente. En todo su cuerpo. Seguramente muchos de los que pueden estar escuchando este relato tan loco, recordarán aquella película “Hay una chica en mi cuerpo”, tan graciosa, con Steve Martin, donde un cacharro la cae en la cabeza a este tan gracioso personaje y queda cohabitado en uno de sus hemisferios por una mujer. Por supuesto, en la película y brevemente en términos muy lúdicos, aparece el relato de esos descalabros cuando él se siente internamente cohabitado en una porción, -aquí ya es una posesión, no una cohabitación-; y cómo en breve la película, en menos de 15 minutos ya está resuelto ese drama y se transforma en una cohabitación que deviene entrañable. Eso tan extraño para los que no tienen estas vivencias, resulta lo más entrañable para el que las tiene. Por supuesto, ese personaje lucha en todo lo que resta de la película para poder completar esa vivencia. Otra película que también relata eso, no en términos lúdicos, sino muy sentidos y un poco cargados de temor, es Ghost, La sombra del amor, donde Woody Woolberg, esa negrita tan simpática, en algún momento acepta, por cómo ha quedado comprometida su relación con el difunto que la solicita, acepta que este hombre joven entre en su cuerpo, para desde ese cuerpo hablar con su novia. Y en ningún momento en esa película aparece una aceptación por parte de quien tenía ese cuerpo con aptitudes esquizofrénicas para hospedar vivencias de este tenor. Pero hay un material muy sentido que desarrolla este guión que hace viable la transmisión de esa vivencia a un guión cinematográfico. Y todo el mundo recuerda a esa película con mucho cariño y hasta con coherencia; aunque seguramente para la mayoría de los espectadores eso no pasa de ser una de las tantas formas del realismo mágico, que también reconocen todas las literaturas, contemporáneas y no tan contemporáneas. Pero de hecho, yo no soy literatura. Soy una criatura como cualquiera de Uds y coloco a estos filmes en esta charla para que tengan un correlato mínimo que enfoque, sin desenfoques, sin darles muchas salidas a desvíos a lo que intento decir, para que, si están confundidos acepten esa confusión y no busquen ponerle motes de realismo mágico, ni nada de eso. Primero, porque en todos los ámbitos que me han rodeado en estos 25 años, -hablando de marcos familiares y marcos amicales-, estas historias las han venido recogiendo de mí mil veces. Y si bien no les resulta ni simple ni siquiera simpático, con los años han venido aceptando que este flaco apestoso tenga estos relatos y que sienta que también necesita pasar a veces por payaso para poder relatar estas cosas como un intento más de ver si existe un mecanismo, algún día, dentro de cien años, para transferir estas vivencias como experiencias, dado que en principio, son situaciones intransferibles. Pero de hecho no intento ser gracioso. Agradezco Tu atención Querido Rolo
*Nota . En estos contextos siempre refiero a los campos poéticos, pero dándole a la voz el sentido estricto de "trabajo afectivo"; ya sea lavarle la cola a un bebé, preparar una torta de cumpleaños o pintar un cuadro. Poieo en griego homérico era una de los dos voces con que se llamaba al trabajo. La otra era tikto. De aquí arjé tikto. Una onomatopeya que refiere del repiqueteo de las herramientas. Agradecimiento a Mario Borini Querido Mario, sí que eres paciente. Menudo trabajo te has tomado. Incluso, el de acomodar tantas inflexiones de la voz apresurada en un monólogo que nunca había imaginado me tocaría en suerte expresar. Ese día había estado grabando testimonios de Rolo muy íntimos, que necesitaba de alguien que le escuchara y grabara. Llegados al medidodía, antes de almorzar, me pidió devolución. Luego de almorzar vino el segundo video, ya con mucho menos luz. Afuera, la jornada era fría y lluviosa. Adentro, tan cálida como lo adviertes. Estaba su Hija Mónica con Nos. Ella había sido la mediadora de este encuentro. Es una persona muy enfocada en el tema "patrimonios". Y por estos temas me había conocido. Le hice ver el silencio que piden estos marcos, para que aceptara que sus búsquedas reconocían dolor víncular. Te acerco éste, Tu trabajo, con algunas precisiones que desdibujan en muchos casos Tus esfuerzos por pulir mis prisas y tropiezos. Los defectos suelen ser reveladores. Por eso los acepto. Pero Tú tienes la libertad de publicar esta transcripción como mejor te parezca. Tal vez así facilites su lectura.
No sabes Querido Mario cuánto te agradezco este rescate. Un fuerte abrazo Francisco PD.: http://www.amoralhuerto.com.ar/fran1.2Mbps.wmv Esos videos Querido Mario fueron subidos a la web el 18 de Septiembre del 2005. 4 hs después fallecía mi Padre. Sentí que había sido un regalo suyo al partir. Pasaron 9 años y fijate en este otro video en Jáuregui, Luján, del 15 de Agosto del 2014, cuán suelto de cuerpo me expreso en público sobre estos temas mezclados con otros de urbanismo y usos del suelo. Mirá el final. Te reirás un rato. http://www.paisajeprotegido.com.ar/eltimon11.html Un abrazo Francisco
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