Index . a nutrir paisaje protegido mirando por: Cap I Ecología de ecosistemas e hidrología urbana . 20 preguntas confesiones . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . 11 . 12 . 13 . 14 . 15 . 16 . Dinámica horizontal en humedales: esteros, bañados, meandros, cordones litorales . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . 11 . Cap II Patrimonios en ámbitos rurales, confesiones . 17 . 18 . 19 . 20 . 21 . 22 . 23 . 24 . 25 . 26 . 27 . 28 . 29 . 30 . 38 . 39 . El paisaje construído en Al Maitén . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . Cap III Paisajes culturales . 31 . 32 . 33 . 34 . 35 . 36 . 37 . Cap IV El timón 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . 11 . 12 . 13 . Cap V Leyes particulares . introito . 0 . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . 11 . 12 . 13 . 14 . 15 . 16 . 17 . 18 . 19 . 20 . 21 . 22 . 23 . 24 . 25 . 26 . 27 . 28 . 29 . 30 . 31 . 32 . 33 . 34 . 35 . 36 . 37 . 38 . 39 . 40 . Cap VI Paisajes interiores Inmanencias . 1 . 2 . . La viga de cruce . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . . Joaquín Lera . . jubileo . . creación . . intangibles . . Carlos Lohlé . . Guillermo Roux . . César Pelli .
La viga de cruce de la pluma de Estela Livingston Francisco Javier de Amore Hortu, 2000 . Esta historia empieza, donde la vida para la mayoría de los locos termina. Por tanto, volvamos a repetir: todas las observaciones que se puedan hacer antes que la propia locura haya hecho su tránsito, que no es breve, ni admite compañeros, no hará más que confundir. Ahora bien, si algún loco abrazó logos y escapó al silencio con él, habrá que esperar a sus años maduros. A que afloren naturales sus deseos de escribir. No aporta sentido “tirar” de la lengua de un loco. Repito, no hará más que confundir. Y él mismo, será el más confundido. Su misión no es iluminar; en todo caso primero largamente iluminarse; y luego que apaguen un poco las luces, descender. Descender mucho más allá del éxtasis que lo llevó por locura; y mucho más acá de lo que él estimó jamás poder volver. Ya tendrá el loco devenido más o menos normal, oportunidad de entrenar su lengua. Metaballon anapauethai,"cuando cambios en providencia te hayan arrojado bastantemás allá de lo esperado, aparenta al menos mansedumbre; aparenta docilidad”, nos recomienda Heráclito. Así es como me doy a aquel niño que un día vio la luz de la mañana: "más allá de la fantástica presencia montañosa". V.A. Recordar a Vicente Aleixandre puede regalar un momento de felicidad, después de tantas aguas turbias. Sus "Criaturas en la Aurora" son recomendables. Habrá que ver quién pueda descubrir una epopeya humana sostenida de otra mucho más antigua, adicionalmente metafísica o intrafísica. El que atisbe a descubrir algo más que lirismo, quiera seguir leyendo. Cuando Emanuel Levinas, que no era muy dado a lirismos, parafrasea sin saberlo a Aleixandre, nos descubre a un arquetipo corriendo su velo; que al redoblarse en ellos, pudiera pasar por ligeramente colectivo. Descubriendo anticipos de las visiones de este Hombre niño, desde la otra ribera. Esta situación más que mágica, vivida por ambos en tan distintos tiempos, ya regala un bocadillo para la crítica fenomenológica más agraciada; que un día lleve a tratar este tema de los hombres niños desestructurados, con un poco de compasión y consideración profunda. Pues de tanta abarcadora cosmovisión antropocéntrica, ni una excepción de discernimiento atinente he percibido. "Amanecísteis, porque cada mañana, la túnica casi húmeda, se desgarraba virginalmente para amaros: desnuda, pura e inviolada". V.A. La esquizofrenia, como tanto repito, será cada día más común. Bienvenida entonces en desarrollos plenos. Aun cuando nunca agoten plenitud. Plenitud que se advertirámuy tardía, merced a sus providenciales y prolongados hospedajes. Que luego susciten oportunos discernimientos, sin apuntar a medicamentos, o a una ingeniería genética que ponga en caja "sus desbordes". La estructura que podemos imaginar opaca en E-Go, restalla así en otros universos cargados de la mayor identidad. Al comienzo tremendamente unidos; comandados por un solo capitán, que enlocura hace lo que quiere con su nave. La saca de curso. La arroja a un despeñadero. La inunda de lágrimas. Hasta que un día desgarra su túnica y se descubre para amanecernos. Durante años nos convoca cada mañana. Nos educa. Nos abre el alma, sorprendiendo al Hombre niño. Y poniendo en juego su eterno capital de gracias nos devuelve al mundo de donde fuimos salidos. Y luego, los que aportan su cuota de amor natural y terrestre. Y desdoblan esos mandos. Sintiendo entonces la vida en relación con nuevas criaturas, a hospedar con la mayor fidelidad. Yasí de tantas formas, ellas ayudarnos a descender aun más. Hasta revelarse una, desde su amor:visible, tangible, acariciante musa. Y de su arca, volcar su dote a través de su espíritu en nuestra alma. Esta nueva relación con "quienes" pudieran estar en nuestra alma, regalando azares, sueños e intuiciones, deseos y afectivas ocupaciones, en trabajos muy sencillos del pescuezo para abajo, ya son parte de un destino que ha cambiado radicalmente la conciencia que de ella y de E-Go tenemos. Respecto de esta antigua voz, me cabe expresar su aprecio, pues me señala, y disculpen Uds. mi libertad al referirlo, mayor hondura que "eo ,io" o que "yo", o "ich", o "I", o "je" señalan. Hondura que me viene a colación de ese apoyo gutural de la voz Go, que siempre me suscita sensaciones, un día las más profundas en asombros: go-go en el antiquísimo vasco; luego God, Got, y quien vivencial asiste, E-Go; ya divino huesped; ya hospedero. En qué contextos nació esa voz, váya uno a saber. Pero no encuentro hoy en la dispendiosa exterioridad humana, demasiado apoyo para esta gutural del asombro frente a lo divino en él. Sin embargo, me resultan coherentes con las cosmovisiones actuales, el "io", el I. Hasta siento un reverberante regodeo, en el (ij) ich, yo, je, emparentándolas a todas. El "ni" de los vascos ya me refiere de otra vivencia, algo más trabada, demorada. Mas resuelta en el transitivo "nik". Más acusada, sensible, paciente, en el yo mismo "neu". Situaciones cambiantes que descubren todas las lenguas, y que en su simple fonación regalan ricas luces de los revestimientos con que quieren se descubra al Yo; nuevo hijo del espíritu en el alma y antiguo de callado E-Go. Y cuya exterioridad, alegrías o tristezas, siempre las más espontáneas, se regalan desde el ser del espíritu en el alma, ventilando al Yo. El my, mein, mon, mío; el me, mich, moi, mi; el self, selbst, soi meme, si mismo; todos y cada uno de ellos, tienen para regalar más de una sospecha a una fenomenología crítica por su abundante materia mimética. Que a través de simples fenómenos eurísticos, oportunamente, sin esfuerzo se reencuentran. Y así tal vez descubrir un día, senderos ocultos y aprecios también a callado E-Go. Sintiendo, tanto en guturales como en labios apretados, su savia. La forma de referirlo no será en latín, sajón o persa, sino en lo más espontáneo que aflore de nuestros labios, pues será más sincera y generosa prueba del don fonante que nos acompaña en cada sílaba, antes de saberse sílaba. E-Go, frente al espíritu, resulta en extremo opaco. Pero ausente Psijé, Jung no pudo dejar de intuir concentración en cuerpo irreductible y potencia de extraordinaria luz interior en él. No debiera usar artículo alguno para referirlo. Tan rico y concentrado que no alcanza a decirse. Y mucho menos advertir hasta dónde desde dentro y por el alma desde fuera, cohabitado. Por tanto, adicionalmente rico. Y cuando es uno solo el espíritu que allí cohabita, ¡qué paz! Que cuando se rompe su armonía, sólo augura caminos a locura. Ya volvemos un día a descubrir la alteridad y con ella, la primera ley de la energía. Y donde hubo lugar para uno, habrá para dos, o para tres. En relación trinitaria vivimos todos los días. Hay seres llenos de vida, que parecen haber logrado armonizar una sinfónica. No sé cómo lo logran. De todos modos, parecen caber variadas suertes. No se si llamarlas “elecciones”. Me suenan a discernimientos primarios, que estos mismos espíritus desde el alma al Yo sugieren, con toda suerte de financiables facilidades. Al espíritu podemos imaginarlo, tanto, en extremo sutil moviéndose en entropías en los tejidos del alma; como poco sutil en el “toque” de su gran apertura. Pero en las suertes y manifestaciones primarias siempre irreductibles de E-Go pudiéramos un día descubrir una tercera y una cuarta ley, opuestas y complementarias a las primeras, que tan reconocido favor hacen a alteridad. Y así tan valiosa, la sutileza de espíritu gentil; como irreductible la bondad en la savia y cimiento de contenido E-Go. Antes de hablar de leyes, la fenomenología pudiera sentir en el habla, en la brevedad del Yo, qué cabe de los favores del viento, de su amor presto; y cuánto de permanencia y amor propio en esfuerzos; savia de irreductible E-Go En el sí mismo; en el selbst más reflexivo, que aunque no hable en primer grado del amor propio,alimenta su permanencia y sugiere crecimiento de la relación de espíritu y E-Go. En aquellas voces precedidas por m, pudieran sentirse anticipos de caricias y revestimientos regaladas por el espíritu al Yo, en aprecio de las bondades de su relación con E-Go. Sin embargo, al amor propio hondo y sufrido, es mejor y dable verlo con ventajas, antes que en las voces, en el trabajo exhaustivo. En los "dulces sacrificios" exhaustivos. Tantos variados matices para presentir el ser de E-Go; el ser de los espíritus en el alma; el ser de éstos como arquetipos alzando "su entidad" en nosotros; que no hay simplezas para discernir en enriquecido gr. nous tantos matices. Transiciones esenciales de viento, savia y cimiento. Del ser del viviente arquetipo, ya simple espíritu marital, asistiendo ya no la "personalidad", sino como "persona" sensible desde el alma, los destinos cruzados con profundo E-Go, en insondable abismo vivencial.
Ya Hillman discierne con cierta y mayor hondura: En acuerdo a Jung, es el alma la que provee relación entre hombre y mundo, al igual que entre hombre y su íntima subjetividad, el sentido primordial de personalidad. "El hombre deriva su humana personalidad...su conciencia de sí mismo como personalidad... primariamente de la influencia de arquetipos "cuasi personales" (CW5, 388). Pero es en particular el alma arquetípica, (o el arquetipo alma), lo que hace posible experimentar lo "personal". Más adelante reitera: fe en psiquis, y en uno mismo como personalidad, es efecto propio del alma. Y avanza al hablar de despersonalización: la despersonalización del alma no puede menoscabar su aparecer para el sentir interior, como númen personificado (CW13, 62). Sin embargo, a esta cuestión apuntan precisamente mis textos. Estas figuras arquetípicas están desde el comienzo dotadas de personalidad, y no son simples personificaciones secundarias. En tanto los arquetipos no representen meras relaciones funcionales, ellos se manifiestan como "daimones", agentes personales, de experiencias actuales; y en ningún modo "invenciones de imaginación" como el racionalismo necesita creer (CW5, 388). En lugar de derivar estas figuras, de nuestras condiciones psíquicas, nosotros debemos derivar nuestras condiciones psíquicas desde estas figuras (CW13, 299). No somos nosotros los que las personificamos a ellas; ellas tienen naturaleza personal, desde el mismo comienzo (idem 62). Por lo tanto, "la internalización a través del sacrificio" debe significar algo más que "despersonalización". ¿Significa ésto, mover la imagen del alma desde la persona exterior hasta la persona interior? No es la persona lo que nosotros sacrificamos, sino lo personal. Internalizar a través de sacrificio no tiene nada que ver con elecciones entre exterior e interior. Esta conexión entre lo personal y el arquetipo de lo personal, ambos despersonalizan e implican sacrificio. "Sacrificio", como todos conocemos y siempre olvidamos, significa justo esta clase de conexión entre eventos personales humanos y su divino trasfondo impersonal. Cierra Hillman este capítulo señalando: El ser transitivo de lo humano es transitivo en alma (esse in anima), desde el comienzo. Integración, es por lo tanto, desplazamiento del punto de vista: de ella en mí; a mí, en ella."El hombre es, en la psiquis"; (no, en su psiquis). Este reconocimiento de dónde actualmente y ontológicamente estamos, sacrifica nuestra conciencia habitual, internalizándola con el abrazo de una noción más amplia de la psiquis. Que mayormente afecta la relativización de ego. Relativización, entendida en términos de gr. eidos primigenio: parental y marital. En vasco: aide, aidego, aita, aitor, aitaso, aitatar, aiko, eitemo, oitura, eite. Raíces de este parentesco. gr. Eidos primigenio, que no habla de parecidos. Mucho menos aun refiere de "idea".
Nos ha abierto Hillman unas cuantas puertas para avanzar un poco más. Aquí quiero contribuir a discernir en la riqueza que en el origen de la voz "persona", velada por los siglos y misterios, aún se conserva. De la antigua voz griega "prosopon": máscara, nos acerca traduciendo Cicerón siglos más tarde, el sentido más o menos discernido que tuvo hasta hoy para nosotros esta palabra "persona". Pero la señalada máscara de la voz original, iguala a mimetizar un misterio, que en esquizofrenia, en ese más allá de sus aún no reconocidos abismos, se devela. Por ésto hablo de la persona con el sentido original de prosopon; voz, que en tanto primigenia, podría a una fenomenología crítica, tal vez más hondo apuntar a discernir sobre el carácter medular de las acciones, cualidades o construcciones prosopopéyicas. Que atribuyo, sin alternativa, a quienes al Hombre hospedan
Lo mismo ocurre y discierno luego, con las voces “corolario y soma” En los procesos velados de internalización o introyección, más o menos discernidos con mínimo respeto y cautela, Jung y sus discípulos refieren como pueden, de criaturas que dicen vivenciar un "extraño" alojamiento corporal. Y por mi cuenta agrego: sin necesidad de imaginar en ésto un don, si armonizado y finalmente hospedado, cabría imaginarlo entrañable compañía. De lo contrario extraña e incómoda. Lo poco rescatable de estas vidas pareciera muy sencillo; y tendría que ver según ellos, con alguna relación particular con la Naturaleza. Así es. También me cabe señalar que esa corporización, internalización o introyección, trasciende con creces lo que pudiera intentar suscitarse alrededor de la sublimada idea de encarnación. Esta no es "idea sublimada", sino cosa concreta: "cosa en sí; Ding an sich"; amén de noumenal, o Erscheinung fenomenal. Gr. “Nous” acariciado por espíritu cargado de identidad, y por ende "personalísimo"; que asiste y guía en términos más que funcionales a la criatura que tan extraño fenómeno hospeda. Acabando con la precisa diferenciación kantiana. Dejando de ser un fenómeno, para ser lo más corriente, natural y cotidiano en él. Asistiendo el goce de logros a cada instante; tanto en las relaciones humanas, como en el trabajo de base, primordial. corporal y afectivo. Su caricia es "sensible" y por ello concreta. Sus frutos: "orgánicos, armonizadores, integradores y liberadores"; organizando como nadie podría imaginar, después de tan formidables descalabros, nuestra vida.
Este fenómeno se mimetizó un día muy antiguo, a través de la trágica representación de un hombre revestido con una “máscara”. Relación que media entre el Hombre y su huésped. O para dejar conforme a Jung, entre el Hospedero y su hombre. Por cierto cabe argumentar, no se sabe quién hospeda a quién. Por poco que hospedado fuera, ya sería vivencia; y al corporizarse en uno, "cosa en sí" más que entrañable. Siendo arquetipo personal, no hace cuestión de méritos, ni se da más importancia que la que sin duda tiene; y no necesita lo reverenciemos. Ya no estará solo el Hombre con su apolíneo Yo. Sino con ombligo antiguo y mejores ánimos amaneciendo.
Parecida mutación en tradición conlleva la palabra "tragedia", que en el siglo VII a C. de la Tracia arcaica indicaba al Tragodión: sacerdote, que celebraba en Eleusis los cultos del cordero degollado. (Internalización a través de sacrificio) Luego, hacia el fin de los cultos de estos misterios, se abrieron puertas a la "tragedia"; "hoy re-presentativa". Los ingresados en estos descalabros, mimetizaban, de sus pathos abismales ya no tan místicos, su afectación existencial, con estas máscaras. Luego, representados por actores y por textos, donde fueron los misterios rebasados por materia experiencial de existencia plena. Aquel viejo cordero degollado que estaba en el altar, pudiera ser imagen apropiada del devenir de nuestra criatura. Degollado, seccionado, cohabitado; no sólo ha perdido la razón, sino que ya nunca más como antes podrá en términos analógicos su pensar desarrollar. Al esquizofrénico no le cabe reflexión alguna. El tejido está en manos del gr. Zeus Xenios: Huésped divino. Haciendo lugar a Jung: del Hospedero. El cordero, sólo un día lejano, aportará espontaneidad. En China se sabe que una de las actitudes primarias para comenzar a armonizar una esquizofrenia, es no pensar. Tomen nota señores analistas. Devánense los sesos. Pero dejen al loco que se ponga de acuerdo con quien piensa por él. Aun más: "sensible" para él; e invisible para vosotros. La figura del Zeus Xenios, recuerda cómo a través de estos institutos jurídicos y religiosos, en la más antigua Grecia se protegían estos hospedajes. Y cómo sus frutos devienen más allá de su gr. etos : "usos y costumbres", ética, que les permite en tan sólo 200 años, bajar de las montañas; colonizar; comerciar; y extenderse en el Mediterráneo, como nadie antes, sin mayores conflictos.
El meollo del milagro griego para todos los tiempos, incluiría también esta atención providencial; regalada para no hacer más dolorosos estos hondos y entrañables hospedajes, deviniendo como es habitual en desperdicios. No se tienen noticias de comunidad terapéutica alguna. Los desvariados, en la campaña, se las arreglaban como podían; e incluso al parecer, se los compadecía regalándoles ese espacio de tiempo y lugar, para que en privacidad y cercanía afectiva, (no necesariamente juntura), comenzaran a ver gestar de Ka-os, (sorprendente esencia), espontáneas armonías. Necesitando para sus armonizaciones, conformación mínima en nueva cosmovisión. Regalando espacios naturales, para que tan descalabradoras situaciones humanas puedan hacer sin "guías terapéuticas" su camino; sin prisas; sin ningún alarde; y con mayor respeto relativo. Y llegado su lejano día, descubran cómo referirse con algún sentido válido a los demás. En especial aquellos de su familia que caben en cercanías de identificación; sin necesidad de conformar ninguna clase de cofradías. Las vidas son hoy tan prolongadas, que estas novedades pudieran entretener e iluminar en inicio de descalabros, muchos lejanos y solitarios días. La ética del hospedaje entendida en términos físicos, metafísicos o intrafísicos es, ya sea por celos o por cosmovisiones, un hueso duro de roer. Del "sacrificio" que ella implica, sin necesidad de extenderme en explicaciones, siempre devendrán frutos. Y a todos dará a su modo, algún día bienvenida. A la primigenia voz que refiere de la máscara, se suman las antiguas voces sanscrita y gr. "soma" (ver pág. 153), y “corolario” (ver pág. 192), no menos alejadas en nuestra cosmovisión. Quien se quiera meter de narices en ello, no logrará sentir más que un tufillo que le resentirá el apetito a búsqueda. No es buscando como accedemos. Al que de alguna forma le tocara vivencial en suerte estar cerca de ello, pudiera, estando a punto de escapar a un medicamento, más que advertir, que el meollo del ser “personal” en esquizofrenia, excede con creces lo que se entiende por el “uno mismo”; y aparece conformado por “un algo más” cercano en afectos; que tras increíbles e inevitables descalabros, siguiendo con imposible discreción su éxtasis, reencaminará la vida redoblando oportuna identidad. Y aunque primero desestructurada y luego desdoblada, ya nunca podrá ignorar esa fuente "intrafísica" que lo alimenta y "sensiblemente" guía.
En esta gnosis se conforma, amén de un tardío conocimiento "personal", un fenómeno corporal pleno y concreto; anterior a conciencia en sí; pues es sensible. Gnosis que arranca de interjeccional “go-go”, frente al asombro. La voz soma, completa en los contenidos que regala la raiz indoeuropea "teud-", "cuerpo hinchado"; (pero no "muerto" como lo señala la tradición homérica;) el remarcable registro lexicográfico varias veces milenario en sánscrito, para referir de lo mismo entrañable que resulta imposible transferir a quien no lo vive.
E-Go y cuerpo son opacos. Pero váya si son extraordinarios. A nadie le cabe imaginar, ni cómodo, ni incómodo, en cosmovisión antropocéntrica, licuada de eidos parentales y plena de existencial hedonismo, una fusión tan cargada de física e intrafísica, aportando con tanto sacrificio, mayúscula identidad. Según relato, una única situación donde la llamada “metafísica” alcanza entidad sobradamente empática, empírica, muy sensible; pero para nada, repito, por mucho tiempo "ex-periencial". Los únicos transportes externos se manifiestan en el trabajo. Y habrá mucho para hacer antes de hablar. Impensable, aunque cargada de identidad marital y parental, tanta alteridad que en normal existencialidad jamás podríamos hospedar.
Valen estas digresiones para señalar, que en esta nueva y antiquísima figura del cuerpo y su alma, pudiera un día florecer un sensor profundo y natural, que nos permitiera vivir la vida con otra conciencia, entonces sí, profundamente "personal", facilitándonos ajustar nuestra responsabilidad. Tan sensible, que ya no estaríamos preocupados por discernir entre conciente e inconciente. Pues esta misma profunda relación de nuestra alma abierta a los espíritus; y por ellos, a pleno cuerpo, se manifiesta como conciencia asistida, repito, desde relaciones "sensibles" en todo momento. Experiencia con el tiempo, mucho más simple, por sensible, que gnóstica; y así despojándose de su primer misterio. Plena de naturalidad e identidad. Tan a prisa me he expresado, que he aplicado la palabra experiencia, cuando siempre corresponderá “vivencia”.
Presentar al cuerpo y al alma con dos imágenes permitió siempre crear marcos contrastantes que revelan algo de la calidad de estas vivencias. Que luego de hospedadas pudieran ser localizadas en cualquiera de las dos voces, pues apuntarían casi a lo mismo. Podemos tocar al cuerpo, estudiarlo, analizarlo; ¿pero cómo al alma? El alma no se deja tocar. Pero sí lo puede ella. Es su privilegio. Y ayuda, a quienes tal vez creídos rápidos de entendederas, necesitábamos remedio. O tal vez, consuelo. No he hablado de percepción, He dicho “tocar”. Lo propio del soma original.
Pero volvamos a nuestros siempre respetados amigos jungianos, descubriendo al alma como arquetipo. Que cabe sin duda. Porque si hay algo que primero revela lo sustancioso de un alma, es su arquetipo. Como ellos mismos advierten, cuando ese arquetipo asoma la nariz y "toca" en el alma (ver pág. 55 y 129), algo en nuestras vidas estalla. Algo de nuestras vidas se va a lo más alto del palo mayor, para hacernos vigías, ahora a cargo de vigilias, con pérdida total de espontaneidad. "Velador que el castillo velas, vélale bien; y mira por tí, pues velando en él me perdí" decía Lope. No hay quien pueda resistirse a ello o a ella. Decía Gil Vicente: “Halcón que se atreva con garza guerrera, peligros espera". Quien se haya dado de narices con el alma, lo sabe bien. Al alma no le interesa mostrarse (ver pág.43: CW13,62); sino al espíritu en ella animar. Y cuando lo hace, cuando este espíritu se muestra, lo hace para modelar. Y tal vez aún, para algo más. Por tanto, sin meter un poco de temor y sin hacerle un formidable agujero en su identidad, es difícil que un Yo la sirva por el simple trámite de advertirle: aquí estoy. Es natural entonces, enfrentando los primeros sacrificios, verlo de rodillas; luego cada vez más pequeño. Lo que sigue no es para el relato. Con vivirlo basta. Al fenomenólogo atento, las gafas le alcanzan hasta el borde del agujero. Luego le falta la luz. Luz en cuerpo oscuro. Y toda concentrada -como si fuera poco-: en abismo. Alba; pero concentrada en cuerpo oscuro. Aquí se les empastela el camino. Pero ya saben que dividir es reinar, e inventan el número dos para zafar. Primero era un formidable arquetipo; ahora ya escuchan un fuerte syzygy. Buen oído para un nous que comienza a descubrir sus riquezas más allá de los discernimientos que celebraban su remisión a "un" absoluto. Expresar que el alma fuera un recipiente, un cáliz, o algo así, ha sido muy escuchado por ellos. Pero al parecer ellos pueden obviar la necesidad de discernir en ésto. Es mucho más simple y “razonable” que asumir un abismo fenomenal que jamás les cupo “sentir”. Gnosis que deviene de fenómeno "sensorial". Y por semejante paradoja, simple de anunciar. Más dificil de enunciar. Imposible de comprender. Hasta ahora, imposible de analizar. Por otra parte, si buscamos "razones" nos remontamos a las nubes. Y no es allí donde se dirimen estas relaciones entre el Hombre y su Hospedero/a. Que empezaron siendo de un gran arquetipo cuasi universal; pero luego terminaron en encuentros impensados con un arquetipo non cuasi personal, sino definitivamente personal. Tanta identidad tiene este arquetipo, que la nuestra puede esperar confiada, algo reparará. Jung ha hablado de arquetipos colectivos, tanto como yo tengo deseos de hablar de los personales. Describir un alojamiento para los de Jung,resulta relato áspero y reconocido en aquel per asper ad aster. Imaginar alojamientos para los personales pudiera descubrirse un día, ya no interesante, sino atrapador, si el alojamiento fuera nuestro propio cuerpo; y ellos mismos se ocuparan de construirlo; sin intervención de médicos, genetistas o arquitectos. El Hombrecito descubierto en este abismo tendrá tan crecidas empeirías, que no habrá por años de expresar con armonías, dicho alguno de sus pathos. Aquí no caben salvedades para fenomenología crítica o empírica. Situaciones radicales de cambio; y sin embargo por todos visible, en su patenciación paralizante. Que tras largos lavajes y mutaciones, devendrá obrante. Después del primer Alba, irán consolidando este cambio, hasta un punto más armonizado que llamaremos: “el establo”. De él, un día hablaremos.
Ahora volvamos un poco a Hillman. "El espíritu se constelará toda vez que estemos en contacto con el alma". El espíritu siempre se constela en el alma; aun si nosotros no sentimos el toque "sensible" del espíritu en ella, como en esquizofrenia ocurre. Cuando el espíritu "toca" en el alma (ver pág. 129), el Yo, candidato a muerte, comienza a sufrir tremenda desestructuración. De esa conmoción sensible, deviene la apertura del alma. Tan graves episodios han sido comparados a una explosión nuclear interior; y mimetizados en los misterios eucarísticos del cristianismo, en las imágenes de la "ascensión del Señor". El espíritu, más allá de su primera larga presencia arquetípica, tuvo que "tocar" y luego "acariciar" en el alma, ahora revelada en el cuerpo, para que el Hombre como niño lo siga. El espíritu y su ámbito el alma, descubren en esquizofrenia un nuevo ámbito sensorial en el propio cuerpo. Lo mismo acontece con E-Go profundo, en alojamiento apareado con el del espíritu. Así en el cuerpo, así en el alma, se hospedan espíritus maritales, familiares y amicales. En los ámbitos de E-Go parecen hospedarse sólo pocos parentales. Tal vez, un único espíritu familiar de gran unidad; muy particular arcano. En comportamiento, E-Go profundo se revela en sostén de amor propio; en fusión mucho más honda que lo propio discernible de un inconciente. Diógenes de Apolonia nos dice: este Sí mismo, es cuerpo eterno e inmortal, del que se manifiestan "cosas" del ser (en él, en "obvia" invisible cercanía); en tanto que otras (cosas) pasan lejos. No nos ha sido dado vivenciarla identidad de quiénes se hospedan en los apareados ámbitos de profundo E-Go. Pero sí, en esta alma abierta y manifiesta a través del cuerpo hemos vislumbrado la identidad del espíritu que nos anima y guía destino. También se nos ha dado sentir su relación a otros espíritus, que de alguna forma allí, en brevedad, cohabitan. La conexión entre la apareada morada de E-Go en la mitad inferior, y la morada del alma en la mitad superior del cuerpo, es independiente. Aunque accesible en intensas emociones a los huéspedes que se hospedan en el alma. Así, el espíritu en el alma, repito, no se expresaen el ámbito inferior corporal: íntima morada de encapsulado E-Go. Puede ignorarlo; golpear los muros que lo comunican; enfermar el cuerpo; o acariciarlo como de hecho lo hace; pero no puede entrar en la morada de E-Go sin mayúscula emoción. Como el hospedaje en la vivienda japonesa: apareado, pero sin comunicación interior. Sólo en extrema internalización de sacrificios invade esos ámbitos. Provocando su fisura, escapes de esa luz interior de cuerpo oscuro de E-Go, que al alcanzar nuestra mirada deviene en conmoción admirable, locura, Ka-os; respuestas de un ciego traspasado por extremo dolor. Tal el precio de la escisión de un núcleo de afectividad. Siendo E-Go núcleo de permanencia, todo escape de su luz conlleva, al tiempo del dolor, sostén incomparable. Este espíritu fisurador, (que en mi caso resultó de fuente marital), alcanza en forma aislada, privada y en directo, la más increíble comunicación; sin interferencias de espíritu alguno que consiguiera por entonces refrenarlo. E-Go por su parte adelgaza, retrae y guarda silencio. Por estas opuestas y complementarias esencias, sensibles en el cuerpo y por ello en el dolor, en entidad presentes, la necesidad de discernir al alma como recipiente, cáliz, u hospedaje de espíritu. Alma, repito, traducida en cuerpo. Merced a esta localización corporal tan concreta, nos ayuda con esta sensible guía, en esquizofrenia a conducir. Un día arquetipo, como señala Jung, dispuesto a irrumpiren los tejidos destinales; que al revestirse de absoluto, alcanza y sobra para desestructurar, Y a través de los descalabros registrados por Jung, llamémosle fatalidad, "strain", o kairos, (voz entendida por igual, como "momento oportuno", o "máxima tensión de las tramas"), provoca algo bastante más grave que un simple cambio de comportamiento. Importando cambio de destino, que luego habrá de afirmar y acompañar. Hasta que se hospeden con naturalidad estas transformaciones sensibles en el cuerpo, (ahora abierta alma), se sentirán algunas espinas antes de registrarse las caricias que por siempre guiarán. El alma en extremo abierta por estas guías vivenciadas, recibirá después de algunos años a otros huéspedes, que podrán volver a birlar, complicar, compartir o renovar destino. Pero ésto ya pertenece a otro tramo del camino.
El hijito del Alba ya ha vivenciado bastante. Y al aparecer, tendrá mucho que aprender; y sobre todo a naturalizar. Aquí una hermosa frase de Lao Tse, de ese espíritu que hizo de arquetipo guiándonos al Alba; así refiere: "el espíritu del valle nunca muere". Habrá de acompañar al hombre desestructurado, al niño, o como quieran llamarlo, hasta el fin de sus días. Y este niño dará respuesta a ello. Aquí caben esas bellas aproximaciones de Hillman: "el espíritu demanda sostener su distinción con el alma. Y ésta demanda: mantenerse unidos". Reclamo de profundo encriptado E-Go. Meollo del tardío bleiben heideggeriano Esta relación de cercanía afectiva del espíritu, arquetipo primero revelado en el alma, y por ende en el cuerpo, ha de permanecer, aunque éste sea desplazado más allá de su ya lejana Alba, por otro espíritu que tomará las riendas del amanecer de cada día. El primero, en tanto, operará de noche, hará su guardia e intentará cada día su movida. Armonizar estos espíritus con E-Go oculto y profundo, en demandas e intenciones, que regalan, tejen, tensionan, oportunan y empujan los destinos del Hombre, es el tema de todos estos 16 últimos años. Hombre que ya no es Yo, sino el que pone hombros. Espíritus que no se entienden. O lo que entre ellos entienden, aun no lo he entendido. Pero me cabe sospecharlo; y desde mi refugio expreso espontáneos mis humores, mis afectos y mis elecciones, en cada momento. Al menos, este sentimiento también me regalan y aflora. A pesar del syzygy junguiano. En sueños, vigilias del amanecer y deseos, que el espíritu del Alba de su azar dispone, van mis días en permanencia afectiva, a siempre deseosas cercanías.
El apéndice de raíces que sigue al final de este capítulo, tiene que ver con aquellas perspectivas miméticas que se regalan atesoradas en el habla primigenia; conformando resortes de hermenéutica. Miradas éstas, como ya dijimos, que luego, al transitar ascensos a los abismos, no son ni recomendables, ni mucho menos necesarias. Precisar ésto vale para los que alimentan el bíblico corazón de piedra. Que ya en abismos habrán con extremo sacrificio de olvidar. Luego, todo será eurístico. Lo que aportaban para una reflexión los campos miméticos, habrá que dejarlo muy atrás, repito. Pues ya no habrá, más allá de la inundación de cataratas simbólicas, reflexiones de carácter crítico o analógico alguno. Cuanto más demores en entender ésto, más loco permanecerás. Tu madre del Alba lavará tus pañales, y se esmerará en blanquearlos. Mientras llegas a este último sacrificio, aun cada día más te alelarás. Luego: "tan sólo tus manos; te bastarán". ¿Por qué este sacrificio? Porque con él, a tu cumbre ascenderás; y luego sin más, ya bien desestructurado, confiado a tus valles descenderás. No es en los altos Himalayas del espíritu, donde te quieren y te reencontrarán. Ya no querrás leer en los libros una verdad que poco a poco sube como un agua. Renunciarás a ese espejo que donde quieran las montañas te ofrecen, pelada roca donde se refleja tu frente. Vivirás todavía como la yerba dura, protegido de las nieves por el carbón vigilante. Todos ignorarán la presencia del que vive; del que en pie en medio de las flechas calladas, oculta su pecho transparente al que no pueden mirar; que nunca será cristal a pesar de su claridad, porque si acercaran sus manos, podrían sentir la sangre. ...un día aparecerás descendiendo entre la suavidad de las laderas, para asistir al nacimiento de un niño, en la misma yerba apacible de un destino, que te ha querido como nunca. Vicente Aleixandre
No son éstas que siguen, las cercanías a que refería. Sino aquellas del habla, siempre revelando lo primario de nuestras pulsiones. Desde los ámbitos naturales y profundos de nuestro aparato fonador, sus esencias más ricas. Van estas brevísimas hipotéticas raíces indoeuropeas, lo más sutil de nuestra indecible Tetis, para acercar caricias a vuestra propia ontología. Empecemos con el querer: que siempre empieza por el cercar, coger, agarrar, brillar, arañar, gustar, necesitar, considerar. gher-1. cercar, coger agarrar. [sánscr. grhá-: "casa". alb. garth-, lit. gardas: "redil", alto alem. ant. gart: "círculo, corro", anglos. geard: "cercado", isl.ant. gardr: "cercado", gót. gards: "menaje"]
1. Vocalismo o y sufijo *ghor-dho-: cercado. A. Germ *gardaz.jardín (<fr. jardin). B. Lat. hortus: huerto, jardín.
2. Grado cero, con prefijo y sufijo *ko(m)-ghr-ti. Lat. cohors [prep. cum: con] recinto; grupo; cortejo; corte; cortejar; cortesía; cortesano.
gher-2. Brillar, gris. [isl. ant. grár, anglos. graeg, fris. ant. gre, alto alem. ant. grao: "gris", ruszretu: "brillo", chec. zriti, pol. zrzec, esl ecl. zorja: "brillo"] Germ. *gris-jaz: "gris". gris (<occit. ant. gris: <fránc. *gris).
gher-3. Rascar, arañar. [sánscr. gharsati: "rasca"] Grado cero y alargamiento *ghr(d)-k- Gr. carakter: instrumento grabador, marca, carácter distintivo. Lat. character: signo mágico, "máscara".
gher-4. Gustar, querer, desear. [Sanscr. háryati: "gusto", avést. zara-: "tendencia", alto alem ant. ger: "deseoso", irl. ant. gor: "útil", anglos. giernan: "desear", isl. ant. girna: "desear".]
1. Con alargamiento *ghre- [Posibl.] Gr. Xre: ser necesario, desear, considerar.
2. Grado cero y sufijo *ghr-ta- Lat. hortor: estimular, incitar. Exortar.
3. Grado cero y sufijo *ghjr-i- Gr. cariV:gracia, alegría.
Y aquí, para dis-frutar de E-Go. Y tal vez, más sus cimientos advertir. Más allá de las tantas prendas prestadas por los espíritus en el alma al Yo. eg. Yo. [sánscr. ahám, avést. azdm, pers. ant. adam, arm. es, gót. ik, alto alem. ant. ih, nor. ek, let. es, prus. ant. es, eslov. y rus. ja, tocario ñuk, vasco ni, transitivo nik ] 1. Gr. ego: yo 2. Lat. ego: yo, lat. vulg. eo.
eg-. Carecer [nórd. ant. ekla: "necesidad", alto alem. ant. ekorodo: "solo"] Con sufijo *eg-e- Lat. egeo: tener necesidad, carecer. egeno "escaso, miserable"; egestad "pobreza"; indigente "necesitado".
eghs. Fuera. [irl. ant. ess-, galés eh-, prus. ant. esse, lit iz, let. iz, eslav. ant. ecl. iz ]
1. Variante *eks. Gr. ex: fuera, exion, saliente, arrojado fuera. "Tarugo", generalmente en forma de cuña que se sujeta a un madero vertical, para que sirva de apoyo a otro horizontal.
No obstante, anterior a estos morfemas cabe imaginar la pulsión go-go, go, gw- De su carga patencial podemos relevar sospechas de riquísimas vivencias.
Cantos del habla ¿Qué va del ver al considerar? ¿Qué va del habla al lenguaje? ¿Qué va de la vida a la necesidad? Del desatino, la lucha, la paciencia, la esperanza...?Del más allá, al más acá? ¿De lo metafísico o intrafísico, a la común realidad percibida por la mayoría de los mortales? Va un animus, un vientecillo, una calma sentida, a través de los cuales fluyen destinos. Común a ellos es el afecto, su esencia; sin la cual no habría movimiento, ni sorpresa, ni creación. Sin el cual, la razón sin término deambularía, en consideración sin puerto; en desaliento sin consuelo. Así el afecto y el ánimo, mutuos y naturales se asisten. En las emisiones del habla se expresan. En los actos se comprometen; se tejen; se destinan. En la razón se teorizan; con artificios de lenguaje se dialectizan; con mayor consideración se aproximan; con comprensión se obligan. Un día, en éxtasis de logos abismal, estallan y mueren en sus candelas; para luego, hospedados en Alba, resuscitar. Alba, que nos sostiene en lavajes y caricias entrañables. Que luego, E-Go en su propio vientre integrará; recuperándonos con largueza a esencias de su más propia identidad. Cuando de nuevo florezca la expresión,el habla en torrentes sin credos, ni consensos, ni decálogos, se vertirá espontánea. Tan expandidos campos vivenciales demorarán décadas antes de trasvasarse a campos experienciales en algo comunicables; si fuera el caso que alguna "razón" afectiva hiciera de hospedera. El habla que desciende de estos montes persistirá en ser acto caricia grito canto; y cual murmullo del agua en permanencia develará los encuentros de su fluencia. Francisco Javier de Eitzaga Amorrortu La viga de cruce . 1 . 2 . 3 . 4 . 5
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